“…TENGO SED”
(Juan 18, 1-19,42)
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Nos amó hasta el final,
hasta el límite.
Se dejó apresar
para que los amigos pudiesen huir.
Dejó sus vestidos
a quienes lo ejecutaban.
Su amor no pide nada a cambio.
Pero desea generar amor
hasta en nuestro corazón de piedra.
La sed de la que Jesús habla
es sed de amor.
Del amor del Padre.
Pero también de mi amor.
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Señor Jesús,
llegaste al fin del camino.
Diste todo cuanto tenías.
Pero a pesar de la apariencia de fracaso
Tú eres el vencedor.
Eres Tú quien muestras
el poder del amor.
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