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Durante el día de hoy, no hay ninguna celebración en la liturgia de la Iglesia.
Es un tiempo de silencio.
Es un tiempo para hacer una pausa después de la muerte de Jesús.
La muerte de Jesús es real; no es un simulacro.
Después de las lágrimas, de la tristeza…
queda este tiempo para el silencio y el luto.
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Delante de Jesús muerto,
hago silencio para tratar
de entender lo incomprensible.
Hago silencio para esperar en Dios.
Callo para reflexionar que
solo Jesús es la Palabra necesaria.
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