Archivo de la categoría: EVANGELIO MEDITADO

ODRES…

20Nadie corta un trozo de tela a un vestido nuevo para remendar uno viejo. De hacerlo así, se estropearía el nuevo y al viejo no le quedaría bien la pieza del nuevo.

Nadie echa vino nuevo en odres viejos, pues el vino nuevo rompe los odres, de modo que el vino se derrama y los odres se pierden. 

El vino nuevo hay que echarlo en odres nuevos.

Nadie que haya bebido vino añejo querrá beber después vino nuevo porque dirá que el añejo es mejor.

Lucas 5, 33-39

Aunque en otras ocasiones lo he tenido claro, hoy me ha costado asimilar esta parábola. Es curioso comprobar cómo a través del mismo Evangelio, Jesús te dice una cosa distinta según el momento de tu vida en el que lo oigas.

Con este relato, Jesucristo culminó su explicación sobre porqué sus discípulos no ayunaban como lo hacían los seguidores de Juan y los fariseos.

El Señor les volvió a dar una lección magistral.

¿Haríais vosotros ayunar a los invitados de una boda mientras el novio está con ellos?

El Maestro les vino a decir algo así como que no se preocuparan tanto de las formas y sí que tuvieran más en cuenta el fondo.  Seguir leyendo ODRES…

15 PREGUNTAS EN TORNO A MI FORMA DE CREER

CREO

Después de la parábola del ciego Bartimeo que hace unos días compartía en este blog, he seguido reflexionado sobre el mensaje y he ido recopilando algunas preguntas que me han servido para tomar el pulso de mi fe.

Comparto hoy contigo estas 15 cuestiones a propósito de nuestra forma de creer: Seguir leyendo 15 PREGUNTAS EN TORNO A MI FORMA DE CREER

¿Y SI JESÚS NO ENCUENTRA A LA OVEJA PERDIDA?

foto: Uwe Appelberg
foto: Uwe Appelberg

Llegaron a Jericó. Más tarde, cuando Jesús salía de allí acompañado por sus discípulos y por bastante gente, el hijo de Timeo, Bartimeo, un mendigo ciego, estaba sentado junto al camino. Cuando se enteró de que era Jesús el Nazareno quien pasaba, se puso a gritar: ¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí!

Muchos lo reprendían para que callara. Pero él gritaba todavía más fuerte: —¡Hijo de David, ten compasión de mí!

Jesús se detuvo y dijo: —Llamadlo.

Llamaron entonces al ciego, diciéndole: —Ánimo, levántate, que te llama.

Él, arrojando su manto, dio un salto y se acercó a Jesús. Jesús, dirigiéndose a él, le dijo: —¿Qué quieres que haga por ti?

El ciego le contestó: —Maestro, que vea.

Jesús le dijo: —Vete, tu fe te ha salvado.

Y al momento recobró la vista y le seguía por el camino.

Marcos 10, 46-52


Hoy mezclo dos Evangelios a priori bien diferentes. El de la parábola de la oveja descarriada al que hago referencia con el título de esta entrada y este de Marcos con el ciego Bartimeo como protagonista.

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A DIOS SE LE BUSCA A TIENTAS

A DIOS SE LE BUSCA A TIENTAS

Tomás no lo tenía muy claro. A él le gustaba tener certeza de las cosas y después de haber convivido con Jesús durante mucho tiempo le costaba creer que ante sí tenía al Cristo resucitado.
“Tomás, no seas incrédulo, sino creyente”. Así se dirigió Jesús al apóstol, según nos cuenta el evangelista Juan, el día en el que se presentó resucitado ante todos ellos.
Hace unos años, yo me enzarzaba en discusiones infructuosas para tratar de explicar a amigos no creyentes, que dieron la espalda o que andaban buscando a Dios, los motivos de mi fe. Seguir leyendo A DIOS SE LE BUSCA A TIENTAS

¡ÁNIMO! SOY YO, NO TEMÁIS.

ANIMO NO TENGAIS MIEDO

La barca, que estaba ya muy lejos de la orilla, era sacudida por las olas, porque el viento era contrario.

Al final ya de la noche, Jesús se acercó a ellos caminando sobre el lago. Los discípulos, al verlo caminar sobre el lago, se asustaron y decían:
Es un fantasma.
Y se pusieron a gritar de miedo.

Pero Jesús les dijo enseguida:
—¡Ánimo! Soy yo, no temáis.
Pedro le respondió:
—Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti andando sobre las aguas.
Jesús le dijo:
—Ven.
Pedro saltó de la barca y, andando sobre las aguas, iba hacia Jesús.

Pero, al ver la violencia del viento, se asustó y, como empezaba a hundirse, gritó:
—¡Señor, sálvame!
Jesús le tendió la mano, lo agarró y le dijo:
—¡Hombre de poca fe! ¿Por qué has dudado?

Subieron a la barca, y el viento se calmó. Y los que estaban en ella se postraron ante Jesús, diciendo:
—Verdaderamente eres Hijo de Dios.

Mateo 14,24-33

Si no me equivoco mucho, has leído este texto en numerosas ocasiones y probablemente lo acabas de repasar con la vista como el que lee o escucha algo que ya sabe de antemano.  Pues resulta que yo me he propuesto estar varios días hablando de este pasaje del Evangelio de Jesús

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