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AUMÉNTANOS LA FÉ

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De manera abrupta, los discípulos le hacen a Jesús una petición vital:

«Auméntanos la fe».

En otra ocasión le habían pedido:

«Enséñanos a orar».

A medida que Jesús les descubre el proyecto de Dios y la tarea que les quiere encomendar, los discípulos sienten que no les basta la fe que viven desde niños para responder a su llamada.

Necesitan una fe más robusta y vigorosa.

Han pasado más de veinte siglos. A lo largo de la historia, los seguidores de Jesús han vivido años de fidelidad al Evangelio y horas oscuras de deslealtad. Tiempos de fe recia y también de crisis e incertidumbre.

¿No necesitamos pedir de nuevo al Señor que aumente nuestra fe?


Señor,

Auméntanos la fe.
Enséñanos que la fe no consiste en creer algo sino en creer en ti, Hijo encarnado de Dios, para abrirnos a tu Espíritu, dejarnos alcanzar por tu Palabra, aprender a vivir con tu estilo de vida y seguir de cerca tus pasos.

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ODRES…

20Nadie corta un trozo de tela a un vestido nuevo para remendar uno viejo. De hacerlo así, se estropearía el nuevo y al viejo no le quedaría bien la pieza del nuevo.

Nadie echa vino nuevo en odres viejos, pues el vino nuevo rompe los odres, de modo que el vino se derrama y los odres se pierden. 

El vino nuevo hay que echarlo en odres nuevos.

Nadie que haya bebido vino añejo querrá beber después vino nuevo porque dirá que el añejo es mejor.

Lucas 5, 33-39

Aunque en otras ocasiones lo he tenido claro, hoy me ha costado asimilar esta parábola. Es curioso comprobar cómo a través del mismo Evangelio, Jesús te dice una cosa distinta según el momento de tu vida en el que lo oigas.

Con este relato, Jesucristo culminó su explicación sobre porqué sus discípulos no ayunaban como lo hacían los seguidores de Juan y los fariseos.

El Señor les volvió a dar una lección magistral.

¿Haríais vosotros ayunar a los invitados de una boda mientras el novio está con ellos?

El Maestro les vino a decir algo así como que no se preocuparan tanto de las formas y sí que tuvieran más en cuenta el fondo.  Seguir leyendo ODRES…

UN ZORRO, UN CONEJO Y UNA ZANAHORIA

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Ayer concluyó una de las series de televisión que más me ha impactado en los últimos años: Fargo. 

Con una temática algo violenta pero con una brillante puesta en escena y desarrollo de la trama, cada uno de sus diez capítulos ofrece una magnífica fotografía, unos brillantes diálogos y un argumento que te deja ansioso de ver el siguiente episodio pensando que será imposible desliar el nudo en el que se enreda la trama de crímenes e investigación policial por los que transita esta serie.

Los actores están espléndidos y cada uno encierra un historia personal que queda plasmada, en los apenas 45 minutos que dura cada capítulo, de tal manera que cuando llevas unas semanas siguiendo la historia te identificas con alguno de ellos.

Y tú estarás pensando que a qué viene todo esto en un blog cristiano. Pues me temo que para resolverlo tendré que andar tan fino como los hermanos Cohen, los productores de Fargo, a la hora de escribir el guión de sus historias. Seguir leyendo UN ZORRO, UN CONEJO Y UNA ZANAHORIA

HUMILDES Y SENCILLOS DE CORAZÓN

LAVADO PIES FRANCISCO

Dios busca a los “cansados y agobiados”, nos invita a “cargar con su yugo” y a aprender de Él que “es humilde y sencillo de corazón”.

No anda rebuscando Dios entre la élite sino que se detiene a exigir a los que más motivos le damos para que actúe su misericordia. A los que como aquellos leprosos tenemos que cargar con el estigma, en este caso, no de una enfermedad física que nos atormenta, sino de esas continuas recaídas de nuestra conducta que nos alejan de la senda de amar sin condición que Él nos dejó como guión. Seguir leyendo HUMILDES Y SENCILLOS DE CORAZÓN

¿Y SI JESÚS NO ENCUENTRA A LA OVEJA PERDIDA?

foto: Uwe Appelberg
foto: Uwe Appelberg

Llegaron a Jericó. Más tarde, cuando Jesús salía de allí acompañado por sus discípulos y por bastante gente, el hijo de Timeo, Bartimeo, un mendigo ciego, estaba sentado junto al camino. Cuando se enteró de que era Jesús el Nazareno quien pasaba, se puso a gritar: ¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí!

Muchos lo reprendían para que callara. Pero él gritaba todavía más fuerte: —¡Hijo de David, ten compasión de mí!

Jesús se detuvo y dijo: —Llamadlo.

Llamaron entonces al ciego, diciéndole: —Ánimo, levántate, que te llama.

Él, arrojando su manto, dio un salto y se acercó a Jesús. Jesús, dirigiéndose a él, le dijo: —¿Qué quieres que haga por ti?

El ciego le contestó: —Maestro, que vea.

Jesús le dijo: —Vete, tu fe te ha salvado.

Y al momento recobró la vista y le seguía por el camino.

Marcos 10, 46-52


Hoy mezclo dos Evangelios a priori bien diferentes. El de la parábola de la oveja descarriada al que hago referencia con el título de esta entrada y este de Marcos con el ciego Bartimeo como protagonista.

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LIMOSNA DE AMOR

Cuando des un banquete, llama a los pobres, a los lisiados, a los cojos, a los ciegos;y serás dichoso, porque no te pueden corresponder, pues se te recompensará en la resurrección de los justos. Lc14, (12-14)

 

Una mañana una mujer bien vestida se paró frente a un hombre desamparado, quien lentamente levantó la vista.. y miró claramente a la mujer que parecía acostumbrada a las cosas buenas de la vida. Su abrigo era nuevo.

Parecía que nunca se había perdido de una comida en su vida.

Su primer pensamiento fue: “Solo se quiere burlar de mi, como tantos otros lo habían hecho … “

“Por Favor Déjeme en paz !!” gruñó el Indigente…

Para su sorpresa, la mujer siguió enfrente de él.

Ella sonreía – sus dientes blancos mostraban destellos deslumbrantes.

“¿Tienes hambre?” -preguntó ella.

“No“, contestó sarcásticamente. “Acabo de llegar de cenar con el presidente … Ahora vete.”

La sonrisa de la mujer se hizo aún más grande.

De pronto el hombre sintió una mano suave bajo el brazo. “¿Qué hace usted, señora?” -preguntó el hombre enojado.

“Le digo que me deje en paz!!” Seguir leyendo LIMOSNA DE AMOR

¡ÁNIMO! SOY YO, NO TEMÁIS.

ANIMO NO TENGAIS MIEDO

La barca, que estaba ya muy lejos de la orilla, era sacudida por las olas, porque el viento era contrario.

Al final ya de la noche, Jesús se acercó a ellos caminando sobre el lago. Los discípulos, al verlo caminar sobre el lago, se asustaron y decían:
Es un fantasma.
Y se pusieron a gritar de miedo.

Pero Jesús les dijo enseguida:
—¡Ánimo! Soy yo, no temáis.
Pedro le respondió:
—Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti andando sobre las aguas.
Jesús le dijo:
—Ven.
Pedro saltó de la barca y, andando sobre las aguas, iba hacia Jesús.

Pero, al ver la violencia del viento, se asustó y, como empezaba a hundirse, gritó:
—¡Señor, sálvame!
Jesús le tendió la mano, lo agarró y le dijo:
—¡Hombre de poca fe! ¿Por qué has dudado?

Subieron a la barca, y el viento se calmó. Y los que estaban en ella se postraron ante Jesús, diciendo:
—Verdaderamente eres Hijo de Dios.

Mateo 14,24-33

Si no me equivoco mucho, has leído este texto en numerosas ocasiones y probablemente lo acabas de repasar con la vista como el que lee o escucha algo que ya sabe de antemano.  Pues resulta que yo me he propuesto estar varios días hablando de este pasaje del Evangelio de Jesús

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Y TÚ, ¿ME AMAS?

ABUELOS

Hasta tres veces hizo Jesucristo la misma pregunta a Pedro.

Al oír al Señor preguntarle esto, al apóstol le debería entrar un temblor en las piernas que no te quiero ni contar. Unos días antes le aseguraba durante la cena que no lo negaría por nada del mundo y no había terminado de hacer la digestión cuando hasta en tres ocasiones dijo no saber nada del Jesús detenido.

Con estas, el Señor, ya resucitado se acercaría a Pedro aún con dudas y pensando: “a este le hago yo que me responda y que piense bien lo que está diciendo…”.

En estos días en los que más de uno se anda haciendo preguntas sobre el amor, no quería dejar pasar esta oportunidad para recrearme en la pregunta que por tres veces le hizo Jesús a Pedro en las mismas aguas donde años atrás lo señaló para ser pescador de hombres.

Pedro, ¿tú me amas?.

Lo primero que quiero hacer es tratar de ayudarte a entender el porqué de tan reiterada pregunta.

Pongámonos en situación.

Jesús se le aparece a Pedro, al que había elegido como piedra angular de su proyecto tras su muerte, con Juan como testigo y narrador, de nuevo a orillas del mar de Tiberíades.

En una de sus audiencias, el maestro y hoy Papa emérito, Benedicto XVI, nos explicaba que cuando Jesús le pregunta a Pedro usa un verbo griego que significa amor total e incondicional.

Pedro que no olvida su triple traición de días antes responde que efectivamente ama a Cristo, si bien emplea un verbo que parece indicar un amor tierno, de amistad, si bien no del todo incondicional.

Más bien, el apóstol, respondería un sí con la boca pequeña, condicionado por su miedos.

Nuevamente pregunta Cristo a Pedro si lo ama con ese amor absoluto, y obtiene de Pedro la misma humilde respuesta: te amo con mi pobre amor humano…

Es entonces cuando Cristo, con infinita paciencia, cambia su pregunta y la formula de modo que Pedro puede responder. 

El Maestro le pregunta si le quiere, empleando esta vez el verbo con que Pedro había respondido en las dos ocasiones anteriores.

Pedro comprende en ese momento que a Jesús le basta su amor pobre, el único del que es capaz, si bien se entristece porque el Señor se lo ha tenido que preguntar de ese modo.

No le queda otra que responder, “Señor, tú lo sabes todo, tu sabes que te quiero”.

Así es, Jesús quiere que le amemos con este pobre amor nuestro; ni más ni menos.

Es mi corazón, Jesús: es todo y solo lo que tengo.

Imagínate que en ese lago ya no está Pedro, que eres tú el que es preguntado por el Señor, no te de miedo responder a Jesús con el amor que dispones, te preocupes en tratar de que sean más grandes tus palabras de lo que tu corazón puede abrazarle, como dice Pedro, Él lo sabe todo.

Pero, ¿qué es amar?.

Cuando queremos realmente a una persona concreta, pensamos en ella, la buscamos, la escuchamos, nos sentimos cerca…de alguna manera toda nuestra vida queda tocada por ella, por su vida y su misterio.

Muchas veces le digo a mi hija, que ella me ha enseñado lo que significa amar. No debería hacer una afirmación tan absoluta. Ya amaba antes a su madre, a su abuela, a sus tíos, mis hermanos… pero es cierto que esto del amor está en una continua evolución si tenemos un corazón inquieto. Eso nos debe bastar para presentarnos ante Jesús con la versión de amor con la que contemos.

La fe cristiana es “una experiencia de amor“, por eso, creer en Jesucristo es mucho más que “aceptar verdades” acerca de Él.

Creemos cuando realmente experimentamos que Él se va convirtiendo en el centro de nuestro pensar, nuestro querer y todo nuestro vivir. Solo podemos creer en Jesucristo si estamos convencidos que queremos amarle. Da igual que tengamos un corazón pequeño, o herido, Él se encargará de repararlo.

No compite nuestro amor a Jesús con nuestro amor a las personas. Al contrario es este el que puede darle su verdadera hondura a nuestro querer a los más cercanos, pues amar a Jesucristo nos hará liberar nuestro sentimiento de mediocridad y mentira.

Cuando lleguemos amar a Cristo con lo que tengamos, como Pedro cuando respondía con su humilde verbo, también le daremos una verdadera dimensión a nuestro amor a las personas.

Estar en comunión con el Señor nos ayudará a descubrir una experiencia de amor sin esperar siempre alguna ganancia o para renunciar a pequeñas ventajas para servir mejor a quien nos necesita.

Tal vez algo realmente nuevo se produciría en nuestras vidas si fuéramos capaces de escuchar con sinceridad la pregunta del Resucitado:

“Tú ¿me amas?”

Sí, Señor, te amo con lo tengo. Tu sabes que te quiero.

No tengas miedo a amarlo con lo que tienes, con lo que eres.

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Lázaro Hades.

Gracias Señor por tu amor infinito.

SEMILLA DE MOSTAZA, SEMILLA DE FE

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…EL GRANO BROTA Y CRECE SIN QUE ÉL SEPA CÓMO.

(Mc 4,26-34)

Nunca se habrá hablado tanto de algo tan pequeñito como cuando sacamos a relucir las excelencias del famoso grano de mostaza que Jesús usó como ejemplo para acomodarse al entender de sus discípulos.

Vaya diplomacia que utiliza el evangelista Marcos para describir la inagotable paciencia pedagógica del Señor a la hora de explicarle las cosas a sus seguidores: “acomodarse al entender”. Es algo así como decir “para que se enteraran de una vez por todas…”

Esta tarde, cuando mi hija me pregunte a la hora que tiene que regresar tras salir con las amigas, voy a tratar de “acomodarme a su entender” para que asuma que las 11 de la noche no es muy temprano, sino que es la hora correcta para que un viernes noche, una chica de su edad ya esté de vuelta. Espero no tener que recurrir al grano de mostaza para explicárselo… Seguir leyendo SEMILLA DE MOSTAZA, SEMILLA DE FE

LAS PUERTAS DEL CORAZÓN

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Un reino en guerra civil, no puede subsistir. Una familia dividida, no puede subsistir. (Mc 3, 22-30)

El guión de este post, que sirve para razonar a propósito de este Evangelio, nos lo dejó escrito el Papa Francisco cuando apenas estrenaba el puesto de Obispo de Roma.

¿Existe una guerra civil en nuestras vidas? La referencia de Jesucristo en este pasaje del Evangelio de Marcos, ¿se puede aplicar de alguna forma a nuestra situación actual?

Sin conocerte de nada te diría que sí. Que tanto tú como yo caemos con frecuencia en las emboscadas que nos tiende en más pertinaz de nuestros enemigos. Quien no descansa con sus tentaciones y nos sirve en bandeja excusas para participar en su guerrilla más rentable: la crítica.

Dice Jesús que nadie puede meterse en la casa de un hombre forzudo si primero no lo ata. Se trata hoy de entender cómo comenzamos a atar a ese Malamén que con tanto sigilo se pone en medio de las familias unidas. Seguir leyendo LAS PUERTAS DEL CORAZÓN

AUMÉNTANOS LA FE

Foto: Blind Faith - Anjart
Foto: Blind Faith – Anjart

Hace unos días pude volver a compartir un agradable encuentro con uno de mis amigos «alejados». Me ocurre con frecuencia con ellos: sin querer hablar de este tema, siempre acabamos hablando de fe. Lo curioso es que no soy yo quien aborda este asunto, sino ellos quien me interpelan a propósito de mis renovadas creencias.

Con el tiempo y alguna herida he ido aprendiendo a no entrar en infructuosos debates tratando de encontrar razones para creer o no creer. 

A los creyentes nos pueden surgir dudas sobre un punto u otro del mensaje cristiano, sobre cómo entender una determinada afirmación bíblica o un aspecto concreto del dogma cristiano. Son cuestiones que necesitamos que nos aclaren y bajo el amparo de nuestra fe siempre vamos a encontrar a alguien que nos ayude a clarificarlas.

Al contrario, los que se alejan experimentan una duda más radical, que afecta a su totalidad. Por una parte sienten que no pueden o no deben abandonar su religión, pero por otra no son capaces de pronunciar con sinceridad ese «sí» total que implica la fe.

El que se encuentra así suele experimentar, por lo general, un malestar interior que le impide abordar con serenidad su situación. Incluso puede llegar a sentirse culpable.

En los casos que conozco, su reacción casi siempre es la de buscar documentación y formación para argumentar en contra de la fe cristiana, cuando realmente, y bajo mi punto de vista, su inquietud no se apacentará hasta que no aborden positivamente esta situación de cara a Dios y no contra Él.

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DARSE A LOS DEMÁS

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Hoy, el Señor nos enseña el verdadero sentido de la generosidad cristiana: el darse a los demás.

«Cuando des una comida o una cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; no sea que ellos te inviten a su vez, y tengas ya tu recompensa» (Lc 14,12).

El cristiano se mueve en el mundo como una persona corriente; pero el fundamento del trato con sus semejantes no puede ser ni la recompensa humana ni la vanagloria; debe buscar ante todo la gloria de Dios, sin pretender otra recompensa que la del Cielo. Seguir leyendo DARSE A LOS DEMÁS

EL ADMINISTRADOR ASTUTO

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Cuando en el Evangelio del día hay una parábola, casi sin darnos cuenta, enseguida en nuestra posición de espectador, repartimos los papeles de los intérpretes entre nosotros y el Señor. En la mayoría de ellas siempre tenemos claro cuál es papel de cada uno.

Vamos a imaginar que en la parábola del administrador astuto, Jesús es el hombre rico del que nos habla y yo soy el empleado.

“Había un hombre rico que tenía un administrador, al cual acusaron de malgastar sus bienes.

Lo llamó y le dijo:

‘¿Qué es lo que me han contado de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no ocuparás más ese puesto’.

De buenas a primeras me llega mi jefe y me dice que porque le han hablado  mal de mi, que me va a echar. Pero hombre, ¿te vas a dejar llevar por las habladurías?. ¿Has comprobado si es cierto lo que te han dicho? Seguir leyendo EL ADMINISTRADOR ASTUTO

MI SUEGRA… Y LOS MILAGROS

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Les dijo: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?». Pedro le contestó: «El Cristo de Dios». Lucas 9, 18-22

 

Leyendo el libro que me acompaña a diario para desarrollar el Evangelio, Con Él, de Fulgencio Espa, me ha llamado la atención cómo «los racionalistas de la ilustración dudaron de los milagros de Cristo».

Me imagino a estos señores racionalistas de la ilustración,  sentados en torno a una enorme mesa, cada uno con su bata blanca, sus bolígrafos colgados en el bolsillo, sus gafas apoyadas en la punta de su nariz, y si son de nuestro tiempo, deslizando los dedos en sus tabletas electrónicas para aparentar más profundidad de documentación.

Resulta que aquellos primeros estudiosos de los milagros del Señor no les cabía en la cabeza cómo un hombre podía ser curado de su enfermedad solo con la Palabra de Jesucristo.

También tuvieron arduas sesiones de trabajo para dilucidar la veracidad del aquella multiplicación de los panes y los peces, además de otras muchas más conjeturas en torno a la incomprensible actuación, a ojos del ser humano, que el Hijo de Dios mantuvo a su paso por la tierra. Seguir leyendo MI SUEGRA… Y LOS MILAGROS

¿TÚ TIENES CONFIANZA EN LO QUE CREES?

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Lo deja muy clarito CS Lewis cuando lo explica:

Nunca sabe uno hasta qué punto cree en algo mientras su verdad o su falsedad se conviertan en asunto de vida o muerte.

Es el escritor inglés convertido al catolicismo, en un capítulo de su libro Una pena en observación, quien hoy me ha ayudado a llegar a algunas conclusiones en torno a la confianza que da creer en algo o en alguien. 

Imagínate que ves una caja atada con una cuerda. Está tan fuertemente amarrada que es imposible abrirla si no utilizas un buen cuchillo para cortarla y aun así es dificil que lo consigas porque su grosor invita a ni siquiera intentarlo.

Tiene una extensión considerable. Al menos 10 metros de largo que impiden que podamos abrir esa caja. ¡Qué seguridad!

Pues ahora piensa en que te animan tirarte por un precipicio. Te dicen que no pasa nada, que mucha gente lo hace y que vas a liberar mucha adrenalina.

Te colocan en el borde de un puente, te fijan un arnés de seguridad y estás a punto de lanzarte al vacío amarrada con la misma cuerda que antes custodiaba la caja y que ahora pretende impedir que te estrelles contra el suelo.

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SI TIENES LO QUE HAY QUE TENER…DÁMELO

AMOR DE PADRE

A ver si me escucháis bien: al que tiene se le dará, al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener.

Lucas 8, 16-18

¡A ver si estamos en lo que hay que estar…!

¡Niños atentos…!

¡Un poquito de atención por favor…!

Algunas veces resulta comprensible que Jesús pierda la paciencia con sus seguidores porque tanto aquellos como los de hoy, como dicen en mi tierra, “tenemos un rato de faena”, es decir, que somos un poquito complicados.

En ocasiones Dios tiene que andar llamando nuestra atención como puede para que nos dispongamos a oírle e hizo muy bien en pasarlo a limpio Lucas cuando nos lo dejó escrito en este capítulo del Evangelio.

¡A ver si me escucháis bien!

…al que tiene se le dará, al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener.

Pues yo no me entero.

El que tiene, ¿qué? ¿Qué es lo que tengo que tener, que si lo tengo, El me va a dar más? Seguir leyendo SI TIENES LO QUE HAY QUE TENER…DÁMELO

ODRES VIEJOS, ODRES NUEVOS, REMIENDOS…¿QUÉ QUIERE DECIR ESTO?

 

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Nadie corta un trozo de tela a un vestido nuevo para remendar uno viejo. De hacerlo así, se estropearía el nuevo y al viejo no le quedaría bien la pieza del nuevo.

Nadie echa vino nuevo en odres viejos, pues el vino nuevo rompe los odres, de modo que el vino se derrama y los odres se pierden. 

El vino nuevo hay que echarlo en odres nuevos.

Nadie que haya bebido vino añejo querrá beber después vino nuevo porque dirá que el añejo es mejor.

Lucas 5, 33-39

Aunque en otras ocasiones lo he tenido claro, hoy me ha costado asimilar esta parábola. Es curioso comprobar cómo a través del mismo Evangelio, Jesús te dice una cosa distinta según el momento de tu vida en el que lo oigas.

Con esta parábola, Jesucristo culminó su explicación sobre porqué sus discípulos no ayunaban como lo hacían los seguidores de Juan y los fariseos.

El Señor les volvió a dar una lección magistral.

¿Haríais vosotros ayunar a los invitados de una boda mientras el novio está con ellos?

El Maestro les vino a decir algo así como que no se preocuparan tanto de las formas y sí que tuvieran más en cuenta el fondo.  Seguir leyendo ODRES VIEJOS, ODRES NUEVOS, REMIENDOS…¿QUÉ QUIERE DECIR ESTO?

LAS CARENCIAS DE NUESTRO INTERIOR

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Se nos está acabando el verano, periodo vacacional en el que a buen seguro nos habrá quedado algún tiempo para mirar un poco nuestro interior.

El exterior ni mencionarlo, más si cabe en un día como hoy, en el que Jesús, en el evangelio, sigue abroncando a los fariseos por su hipocresía:

“…por fuera tenéis buena pinta, porque parecéis justos en vuestro obrar, pero por dentro sois huesos y podredumbre, oléis tan mal como el peor de los sepulcros, porque estáis llenos de hipocresía y crímenes…” (Mt. 23, 27-32)

Jesús describe muy bien la actitud de los fariseos, tan bien que hoy en día, se utiliza el mismo término, “fariseo”, cuando quieres definir a un hipócrita.

Lo natural al oír estas acusaciones de Jesús es cuanto menos, estremecerse. Acto seguido, pensarás que no van contigo estas palabras, que tú no estás podrido por dentro como más o menos señala hoy el Maestro a los que les habla.

Con más frecuencia de la deseada nos ocupamos de nuestro aspecto exterior, descuidándonos por dentro.

Maquillamos con tanta estridencia nuestra fachada como los protagonistas de la imagen del día. En ocasiones necesitamos hacer lo mismo que estos guerreros que disimulan con pinturas su aspecto facial para no dejar al descubierto el pánico que uno debe sentir al enfrentarse a un león con más armas que una lanza. Y no me hace falta pensar en una tribu africana para hacer este simil pues ya quisiera yo contar con ese maquillaje en ocasiones para luchar con “los leones” de mi día a día. Seguir leyendo LAS CARENCIAS DE NUESTRO INTERIOR

LAMPARAS Y ACEITE: LA IMPORTANCIA DE LA VIGILANCIA

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Cinco de ellas eran necias, y cinco prudentes. Las necias, en efecto, al tomar sus lámparas, no se proveyeron de aceite; las prudentes, en cambio, junto con sus lámparas tomaron aceite en las alcuzas. (Mt 25,1-13)

Lee este Evangelio al completo pulsando aquí

Jesús en esta ocasión toma como ejemplo una costumbre judía para explicarnos la importancia de la vigilancia. Las vírgenes de las que habla el Evangelio son las jóvenes no casadas, amigas de la novia, que esperan en su casa la llegada del esposo.

Serían algo así como las damas de honor de las bodas de nuestros días. Ahora llevan ramos de flores y entonces portaban lámparas…

Se trataba de una bonita tradición, pues estas esperaban al novio y cuando llegaba, de noche, ellas acudían con sus lámparas y lo acompañan al encuentro de la esposa, participando de la fiesta. Seguir leyendo LAMPARAS Y ACEITE: LA IMPORTANCIA DE LA VIGILANCIA

LA VID, EL SARMIENTO… Y EL COCODRILO

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Yo soy la vid; vosotros los sarmientos.

El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto

(Jn 15,1-8).

Seguramente te habrá ocurrido, que aunque hayas oído en muchas ocasiones la Palabra de Dios a través del Evangelio diario, sientas que en cada ocasión te está diciendo algo distinto aun con las mismas palabras.

En este caso, hablando de vides y de sarmientos, no caben muchas interpretaciones, Cristo nos está diciendo que a su lado recibiremos el alimento suficiente para dar frutos, para que nuestra vida florezca. El resultado es disfrutar de una felicidad que desconocemos desde el plano humano y que sólo a través de su presencia comenzamos a recibir y ser conscientes de estar disfrutándola.

El Señor ha de usar ejemplos muy gráficos para abrir nuestra mente y podemos caer en que la narración nos distraiga del verdadero significado del pedagógico ejemplo que utiliza para que lo entendamos.

Los que somos un poco torpes tenemos que leerlo dos veces, así que esa es la tarea de hoy. Seguir leyendo LA VID, EL SARMIENTO… Y EL COCODRILO