“…ungió los pies de Jesús y los enjugó con sus cabellos…” (Juan 12,1-11)
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Belleza y ternura. Este es el único gesto de amor que Jesús va a recibir en la última semana de su vida.
Entonces, como hoy, todo está calculado, medido.
Gestos como este de María son cada vez más raros.
María Magdalena ama a Jesús y el amor no contabiliza aquello que da, no hace balances, no programa estrategias: el amor simplemente se entrega.
El amor de María sabe intuir la ocasión para mostrar la diferencia.
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