Ayer concluyó una de las series de televisión que más me ha impactado en los últimos años: Fargo.
Con una temática algo violenta pero con una brillante puesta en escena y desarrollo de la trama, cada uno de sus diez capítulos ofrece una magnífica fotografía, unos brillantes diálogos y un argumento que te deja ansioso de ver el siguiente episodio pensando que será imposible desliar el nudo en el que se enreda la trama de crímenes e investigación policial por los que transita esta serie.
Los actores están espléndidos y cada uno encierra un historia personal que queda plasmada, en los apenas 45 minutos que dura cada capítulo, de tal manera que cuando llevas unas semanas siguiendo la historia te identificas con alguno de ellos.
Y tú estarás pensando que a qué viene todo esto en un blog cristiano. Pues me temo que para resolverlo tendré que andar tan fino como los hermanos Cohen, los productores de Fargo, a la hora de escribir el guión de sus historias. Seguir leyendo UN ZORRO, UN CONEJO Y UNA ZANAHORIA